OLED, QLED, ULED, FHD, HDR… Con tantas siglas (y tan parecidas), lo más normal es perderse y no saber a qué se refieren, en qué se diferencian y cuál se adapta más a lo que uno necesita para el salón de su casa. Por eso, hemos preparado una guía en la que recogemos las principales tecnologías, resoluciones de pantalla y otro tipo de características relacionadas con la imagen o el sonido que es imprescindible conocer antes de decidirse a comprar un nuevo modelo de televisor.
El panel, clave para la imagen
La elección entre dos tecnologías como plasma y LCD de los primeros televisores planos quedó atrás hace mucho tiempo. Y, de hecho, el primero ha desaparecido por completo y el segundo se ha transformado. Así, en la actualidad lo más habitual es tener que elegir entre otros dos tipos de panel, que a su vez tienen algunas variantes ‘vitaminadas’: se trata de los LED (derivados de los LCD) y los OLED. ¿Cuál es la diferencia? A grandes rasgos podemos decir que, mientras los paneles LED incorporan un conjunto de diodos que son los encargados de ir iluminando los píxeles por zonas —pueden estar por todo el panel o en los marcos—, en los paneles OLED son los propios píxeles los que se iluminan uno a uno por sí mismos.
Esto supone que los primeros son brillantes y eficientes, mientras que los segundos consiguen negros mucho más puros y destacan por una excelente reproducción de colores, un contraste más profundo y una representación más precisa de las sombras y los detalles en las áreas oscuras; también son más caros.
En cuanto a los derivados del LED hay que destacar el QLED (y su evolución, el Neo QLED); un tipo de panel que conocimos gracias a Samsung y que ahora integran televisores de firmas como TCL, Hisense, Toshiba o Xiaomi. Su peculiaridad es que añade un filtro de color (los conocidos como Quantum Dots) para conseguir más precisión de color, mejores gamas de colores y un brillo más potente.
También son interesantes dos desarrollos de LG: los paneles Nanocell, que emplean nanopartículas para potenciar la calidad de la imagen; y QNED, que las mezclan con puntos cuánticos. OLED, por otro lado, tiene una única variante destacable: el OLED evo, que añade una capa de color ‘al original’ para obtener colores más vivos.
La resolución
La resolución de la imagen, que indica el número de píxeles que tiene cada panel y es determinante para la nitidez y definición, también tiene sus propias siglas. Así, en los televisores de menor pulgada (hasta unas 32) podemos encontrar paneles con resolución HD — 1.280 x 720 píxeles—, ya que en estos tamaños es difícil que el ojo humano perciba la diferencia con resoluciones mayores. A partir de ahí, los grandes de gama más baja suelen ser FHD —1.920 x 1.080—. Sin embargo, lo más habitual es que los televisores sean ya 4K, con una resolución de 3.840 x 2.160 píxeles, y los de gama alta incluso 8K: 7.680 x 4.320 píxeles.
Un inciso importante: si tu televisor es 4K, pero el contenido que estés reproduciendo no tiene esa calidad, no lo disfrutarás con esa resolución. Necesitarás un Blu-ray 4K con sus correspondientes discos, o suscribirte a alguno de los múltiples servicios de streaming que cuentan con este tipo de contenidos: Netflix, Disney+, HBO Max, Amazon Prime Video…
Dicho esto, muchos televisores son capaces de escalar contenidos de resoluciones más bajas a 4K: ‘se inventan’ los píxeles que faltan para aumentar la nitidez, aunque la calidad depende mucho de la fuente que se use para reproducir y es difícil que iguale a una imagen 4K real.
Contraste entre zonas oscuras y claras
Además, es importante saber qué es el HDR: se refiere a los televisores con alto rango dinámico, es decir, que pueden mostrar una gama mucho más amplia de brillo y de color que los ‘normales’, logrando imágenes que se asemejan mucho más a la forma en la que nuestros ojos ven el mundo real. Hay distintos estándares, así que puede aparecer como HDR10, HDR10+, Dolby Vision…
¿Y qué hay del sonido? Lo más habitual es encontrarnos con la compatibilidad con tecnologías como Dolby Audio, Dolby Digital, Dolby Digital Plus, Dolby True HD y Dolby Atmos. De ellas destacamos la última, la más reciente y la más ‘buscada’: es la que se puede encontrar en los cines.
Y como en ellos, cuando el televisor es compatible es capaz de ofrecer sonido envolvente en el que parece que viene de todas partes (también es imprescindible que el contenido que estemos viendo sea compatible).