Llevar el control de mi sueño y buscar el modo de descansar mejor siempre ha sido importante para mí, pero más todavía desde que soy madre y llega un momento en el que pierdo la cuenta de las veces que me levanto por las noches a atender a alguno de mis dos hijos. Por eso me interesan tanto los dispositivos que registran la calidad del sueño y que además, con todos los datos, ofrecen consejos sobre cómo conseguir que sea más reparador o me ayudan a levantarme por las mañanas en el momento perfecto. ¿Qué opciones hay? ¿Cuáles son los pros y los contras de cada una?
En la muñeca
El dispositivo que más tiempo llevo utilizando para controlar mis noches es el smartwatch: me ha acompañado desde la muñeca día y noche desde hace años. En la actualidad, estoy utilizando un Apple Watch Series 9, que cargo cada mañana al levantarme mientras nos preparamos para salir de casa —es indispensable hacerlo a diario— y que me ayuda a controlar mi actividad, a mantenerme al tanto de las notificaciones del móvil durante el día y, por supuesto, a registrar el sueño por la noche.
En este sentido, tiene en cuenta el movimiento nocturno para determinar a qué hora me dormí, cuánto tiempo he pasado en cada etapa de sueño (fase de movimientos oculares rápidos, sueño ligero y profundo) y, también, cuántas veces me he despertado y en qué momento. Lo que más me gusta es que puedo acceder a un gráfico desde el propio reloj con todos estos datos, revisar la tendencia en los últimos 14 días y configurar horarios de sueño que ayuden a cumplir los objetivos de descanso. Además, me despierta con una vibración que no molesta a nadie, y puedo posponer la alarma 10 minutos si necesito estar tumbada un poco más.
Si se desea información más detallada, está disponible en la app Salud desde el iPhone. En mi caso, la tengo configurada como widget para acceder directamente desde una página resumen de la pantalla de inicio de mi móvil. En esa app, además de los datos ya mencionados también hay información relacionada con la frecuencia respiratoria y la frecuencia cardiaca mientras duermes, así como información sobre las fases del sueño, la importancia de dormir bien y algunas apps adicionales recomendadas para mejorar el seguimiento de sueño.
Bajo el colchón
Otro de los dispositivos que he estado utilizando durante las últimas semanas para monitorizar el sueño es el rastreador Withings Sleep Analyzer. Se trata de un sensor que se coloca debajo del colchón, a la altura del pecho y siempre conectado a la corriente, que detecta cuándo te acuestas y levantas, las fases del sueño e incluso si entras en apnea. La instalación es sencillísima y solo hay que tener en cuenta que hay que dejarle un rato para que se calibre una vez instalado bajo el colchón, para que sepa detectar con certeza cuándo estás tú.
Es muy importante no desenchufarlo y enchufarlo continuamente, porque habrá que volver a calibrarlo. A partir de ahí no hay preocuparse por nada y es comodísimo porque no hay que llevar nada en el cuerpo.
Todos los datos los organiza en la app Withings, la misma que emplean todos los dispositivos de esta firma y que se integra con otras —como la app Salud de Apple, por ejemplo— para recopilar toda la información relevante relacionada con la salud. Así, en su pantalla principal puede mostrar los pasos dados a diario, la frecuencia cardiaca media tanto dormido como despierto, la saturación de oxígeno durante la noche, el seguimiento del ciclo menstrual y, por supuesto, la calidad del sueño. Todos los días da una puntuación de cómo ha sido el descanso, que tiene en cuenta la duración, la profundidad, la regularidad y el número de interrupciones y muestra un gráfico con las diferentes fases. Es la solución que más me gusta, aunque tiene sus desventajas. Por ejemplo, si pasas mucho tiempo fuera de la cama por la noche, detecta que te has levantado, sea la hora que sea, y ya no sigue monitoreando.
En un dedo
Por último, Go2Sleep es un sensor que se coloca en un anillo de silicona para poder llevarlo puesto únicamente durante la noche. Es algo más incómodo que otras opciones y, además, el hecho de tener que ponérmelo antes de dormir hace que a veces se me olvide; por otro lado, su autonomía es muy ajustada y hay que cargarlo cada dos o tres noches sin falta.
Al margen de esos peros sobre su comodidad, este sensor analiza múltiples datos gracias a la alta capilaridad de los dedos y, además de los básicos —duración y fases del sueño—, también registra cuántas veces se entra en apnea durante la noche; mide el puso y su variabilidad, el oxígeno en sangre y los movimientos durante el sueño, e informa a simple vista con un código de color de si las cifras están dentro de la normalidad o no. Todo se puede consultar minuto a minuto en un completo gráfico. Y lo que más me gusta: tiene un despertador por vibración integrado que puede despertarte a una hora concreta o cuando detecta que es el mejor momento para que te levantes descansado.
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